Mitos sobre la alimentación en verano: lo que debes saber
El verano trae consigo cambios en nuestras rutinas, temperaturas elevadas y una mayor vida social al aire libre. En este contexto, también surgen muchas creencias populares sobre la alimentación que, aunque están muy extendidas, no siempre se basan en evidencia científica. Desde frases como «en verano no hace falta comer caliente» hasta «mejor comer poco y mal que cocinar con calor», estos mitos pueden afectar negativamente nuestra salud y bienestar.
Mito 1: «En verano no hace falta comer caliente»
Este mito parte de una verdad parcial: el cuerpo tiende a preferir alimentos frescos en los días de calor. Sin embargo, eliminar totalmente los platos calientes de nuestra dieta no es necesario ni recomendable.
Realidad: El organismo necesita variedad térmica y nutricional. Algunos platos calientes, como sopas ligeras, guisos de verduras o legumbres cocidas, son fáciles de digerir y aportan nutrientes esenciales que no siempre se encuentran en ensaladas o comidas frías.
Por qué no deberías evitar lo caliente del todo:
- La comida caliente estimula la digestión y puede ayudar en ciertos casos a mantener el sistema digestivo en equilibrio.
- Hay estudios que demuestran que tomar bebidas o comidas calientes puede favorecer la termorregulación, haciendo que sudemos más y, por tanto, nos enfriemos de manera natural.
- Platos calientes pueden ser más completos nutricionalmente y contener proteínas cocinadas que son necesarias para una dieta equilibrada.
Consejo: Integra comidas calientes ligeras como cremas de verduras templadas, arroces salteados o sopas frías que hayan sido calentadas previamente y luego enfriadas. No se trata de comer potajes a 40 °C, pero tampoco de renunciar totalmente a lo cocinado.
Mito 2: «Mejor comer poco y mal que cocinar con calor»
Con el calor, muchas personas tienden a evitar la cocina y optan por opciones rápidas, frías y poco equilibradas como fiambres, snacks, bocadillos o directamente comidas preparadas y ultraprocesadas.
Realidad: Comer poco o mal por evitar encender los fogones es una práctica poco saludable que puede derivar en carencias nutricionales y pérdida de energía. Asegúrate de tener una buena alimentación en verano.
Problemas de este hábito:
- Falta de proteínas de calidad, vitaminas y minerales esenciales.
- Aumento del consumo de sodio, grasas trans y azúcares.
- Mayor riesgo de comer en exceso más tarde por no haber comido adecuadamente.
Consejo: Organiza menús semanales con preparaciones sencillas que no requieran mucho calor. Puedes cocinar por la mañana o en horas más frescas y guardar porciones en la nevera. Ideas como el batch cooking o el uso de pequeños electrodomésticos como el microondas, la olla lenta o la freidora de aire pueden ayudarte a cocinar sin sufrir el calor.
Mito 3: «En verano hay que comer menos»
El calor puede reducir el apetito, pero esto no significa que nuestro cuerpo necesite menos nutrientes.
Realidad: La necesidad energética puede disminuir ligeramente si reducimos la actividad física, pero los requerimientos nutricionales siguen siendo los mismos, especialmente si seguimos activos o practicamos deporte.
Consecuencias de comer menos sin control:
- Debilidad, mareos y fatiga.
- Falta de concentración.
- Mayor riesgo de desequilibrios nutricionales, sobre todo si eliminamos grupos de alimentos.
Consejo: Ajusta las porciones si tienes menos apetito, pero asegúrate de incluir todos los grupos alimentarios. Recurre a comidas ligeras pero completas, como ensaladas con proteína (atún, huevo, tofu), smoothies equilibrados o wraps vegetales.
Mito 4: «Las ensaladas son siempre saludables»
Este es un mito muy extendido. Se piensa que por el simple hecho de ser una ensalada, ya es saludable, pero no siempre es así.
Realidad: Algunas ensaladas pueden estar cargadas de salsas, embutidos, quesos grasos o aderezos industriales con alto contenido en calorías, sal y grasas no saludables.
Errores frecuentes:
- Uso excesivo de mayonesa, salsas tipo césar o mostaza con azúcar.
- Falta de equilibrio: solo lechuga y tomate sin proteínas o carbohidratos.
- Uso de ingredientes poco frescos o en mal estado, lo que puede causar intoxicaciones.
Consejo: Prepara ensaladas equilibradas con vegetales de varios colores, una fuente de proteína (pollo, legumbres, queso fresco, huevo) y una grasa saludable (aceite de oliva, aguacate, semillas). Controla los aderezos y evita los ultraprocesados.
Mito 5: «Los batidos y smoothies pueden reemplazar comidas»
En verano se popularizan los batidos, licuados y smoothies como comidas rápidas, frescas y aparentemente saludables.
Realidad: Si bien pueden ser nutritivos, no siempre son un reemplazo adecuado de una comida completa, especialmente si están mal balanceados.
Problemas comunes:
- Exceso de azúcar al usar solo frutas dulces o jugos comerciales.
- Falta de proteínas o grasas saludables.
- Sensación de hambre poco tiempo después.
Consejo: Para que un batido pueda reemplazar una comida debe incluir:
- Fruta (preferiblemente entera, no solo el jugo)
- Fuente de proteínas (yogur, leche, bebida vegetal fortificada, proteína en polvo si está indicada)
- Fuente de grasa saludable (semillas, mantequilla de frutos secos, aguacate)
- Fibra (copos de avena, chía, linaza)
Mito 6: «Con el calor, no hace falta hacer ejercicio ni cuidar tanto la dieta»
Muchas personas se relajan en sus rutinas de ejercicio y alimentación durante el verano con la idea de que «es tiempo de descansar de todo».
Realidad: El descanso es importante, pero descuidar por completo la alimentación y el movimiento puede generar un retroceso importante en la salud física y emocional.
Consecuencias:
- Aumento de peso.
- Pérdida de masa muscular.
- Bajo estado de ánimo, dificultad para volver a la rutina.
Consejo: Adapta la actividad física a la estación. Caminatas al atardecer, natación, yoga en casa o rutinas más cortas pero efectivas. Mantén una dieta variada, aunque con comidas más ligeras. Recuerda beber mucha agua.
El verano no tiene por qué ser una excusa para dejar de cuidar nuestra alimentación. De hecho, es un excelente momento para incorporar nuevos hábitos saludables, probar recetas frescas y disfrutar de alimentos de temporada.
Desmontar los mitos comunes sobre la alimentación en esta época nos permite tomar decisiones más informadas, cuidar nuestro cuerpo y sentirnos mejor tanto por dentro como por fuera.
Recuerda: comer bien también es una forma de disfrutar del verano. Disfruta de tu alimentación este verano.
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